Nacido el 1 de junio de 1832 en Arequipa, bajo el cuidado de Don Narciso Bonifaz y Castañeda, y Doña María Febres Sanabria, este hombre forjó un camino marcado por el patriotismo y la convicción. En 1852 Benito Bonifaz Febres dejó atrás su ciudad natal para trasladarse a Lima, donde ingresó al cuerpo de artillería, destacando rápidamente por su disciplina y juicio. Con cada ascenso, desde soldado hasta teniente coronel, construyó una reputación como militar comprometido y líder firme, todo mientras enfrentaba los desafíos de una vida de escasos recursos.

Su fervor por la libertad lo llevó a unirse a las filas del general Ramón Castilla en la guerra de 1854 y, posteriormente, a tomar parte en la revolución de 1858. Fue en esta última contienda donde encontró su final heroico, cayendo el 7 de marzo de ese año en el fuerte Malakoff de Miraflores, mientras defendía Arequipa del asedio. Su legado vive en la obra “Jorge el Hijo del Pueblo” y en sus poemas, que se convirtieron en himnos de lucha y esperanza. Por ello, su nombre quedó grabado en la memoria colectiva como “El Tirteo arequipeño”, símbolo de resistencia y amor por su tierra.

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«COLUMNA INMORTALES»

¿Los veis lanzándose a la pelea

con la serenidad de los valientes?

Son los hijos del Misti, los ardientes

soldados del honor.

¿Los veis marchar con la cabeza erguida

en busca de la gloria o de la muerte?

Son los hijos del Misti, los de fuerte

y noble corazón. .

¿Los veis allí pasadas las trincheras

cómo sus líneas en el campo tienden?

Son los hijos del Misti, que defienden

el doméstico hogar.

¿Los veis en el combate cual despliegan

al ruido del cañón tanta osadía?

Son los hijos del Misti, los que un día

la patria salvarán

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