El Archivo General de la Nación (AGN) recibió los certificados de ingreso al registro del Comité Peruano Memoria del Mundo de la UNESCO para manuscritos históricos sobre el origen del pisco. Estos documentos, que datan de 1587 a 1613, confirman la producción y comercio del aguardiente de uva en el Virreinato del Perú, fortaleciendo el vínculo del pisco con la identidad nacional.
Entre los manuscritos certificados, destaca la carta de pago de 1587, el registro más antiguo sobre la producción de aguardiente de uva. Otros documentos, como la escritura de compañía de 1589 y los testamentos de 1605 y 1613, detallan prácticas comerciales, materiales de destilación y la exportación desde el puerto de Pisco hacia distintos destinos. Lo que demuestra la importancia económica de esta actividad.
Estos hallazgos subrayan la trascendencia del pisco en la historia del Perú. No solo como una bebida emblemática, sino como un reflejo de la vida social y económica del Virreinato. La UNESCO reconoció estos escritos como testimonio único de la tradición vinícola peruana y su impacto cultural en la región.
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Durante la ceremonia, Nicolás Díaz Sánchez, jefe institucional del AGN, destacó: “Custodiamos los primeros testimonios de nuestra bebida de bandera y continuaremos investigando para seguir poniendo en valor nuestra historia”. Además, anunció que se buscará la inscripción de estos documentos en el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO.
El evento contó con la participación de Fernando López Sánchez, presidente del Comité Peruano Memoria del Mundo de la UNESCO. Además, Johnny Schuler Rauch, presidente de la Academia Peruana del Pisco, celebró este reconocimiento como un paso crucial para resguardar la tradición.
Este registro histórico no solo reafirma las raíces peruanas del pisco, sino que también fortalece la identidad cultural del país. Los manuscritos son un testimonio invaluable de la herencia histórica peruana. Y reafirman al pisco como símbolo de orgullo y tradición que trasciende generaciones.
El hallazgo de estos documentos abre la puerta a nuevas investigaciones que podrían revelar registros aún más antiguos. Enriqueciendo la historia del pisco y su papel como patrimonio cultural del Perú.