Por Paul Tuesta*

Clever Vásquez, habitante de Bretaña, una localidad enclavada en la región amazónica de Loreto, en Perú, vive las contradicciones de una política bien intencionada pero insuficiente: la electrificación rural en la Amazonía. “Ahora los paneles solo dan luz (para iluminar), pero no [energía] para aparatos como congeladoras, lavadoras o cualquier artefacto que requiera más potencia”, dice.

Su testimonio refleja una problemática común en muchas comunidades amazónicas de Perú: la pobreza energética. En estas zonas, el suministro eléctrico no alcanza para cubrir necesidades básicas como la refrigeración de alimentos o la conectividad. De esa forma se limitan los derechos esenciales como la salud y la educación.

El caso de Bretaña es emblemático. Se ubica cerca de un lote petrolero, el Lote 95, administrado por la empresa de capitales canadienses PetroTal. Hasta 2022, los más de 3 mil habitantes de la localidad tenían acceso a apenas tres o cuatro horas de electricidad al día, generada por motores a base, precisamente, de hidrocarburos.

En un intento por mejorar esta situación, en 2019 se aprobó el proyecto “Mejoramiento del servicio de electricidad con sistema de generación diésel a través de un sistema centralizado de generación fotovoltaica”. Su ejecución comenzó en abril de 2022. La iniciativa busca instalar una planta fotovoltaica aislada con capacidad de generación de 697,68 kWp (kilovatios pico). Esto es suficiente, en teoría, para cubrir la demanda de Bretaña.

Sin embargo, la realidad es más difícil. Durante el día, los paneles solares suministran energía, pero en las noches la localidad aún depende del sistema diésel. “En la noche nos ponen la luz del motor, y en el día, los paneles solares; así está funcionando”, comenta Roberto Tafur Shupingagua, presidente de la Federación de Comunidades Nativas de Tapiche – Blanco.

A pesar de los avances, las limitaciones persisten. Como señala Vásquez, las necesidades de la población superan lo que la planta puede ofrecer. Dos factores explican este desfase: el constante crecimiento demográfico y la limitada capacidad de la planta solar, insuficiente para abastecer una comunidad en expansión.

Lote 95, ubicado en la localidad de Bretaña, en Loreto, Perú. Este es operado por la canadiense PetroTal. Foto: Difusión/PetroTal.

Energía insuficiente en Bretaña

Bretaña se caracteriza por una economía basada en la pesca, la recolección, la agricultura y la crianza de animales. Algunas oportunidades laborales adicionales provienen de la Reserva Nacional Pacaya Samiria y de empleos rotativos en la empresa PetroTal. En este contexto, la electrificación se ha convertido en una alternativa más de desarrollo que no se ha cumplido del todo.

Para contrarrestar esto, el 22 de noviembre de 2019, el proyecto “Mejoramiento del servicio de electricidad con sistema de generación diésel a través de un sistema centralizado de generación fotovoltaica” fue declarado viable por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Su objetivo principal era garantizar un suministro eléctrico seguro las 24 horas del día, utilizando paneles solares para reducir el uso de combustibles fósiles. 

El contrato se firmó el 28 de marzo de 2022, entre la Dirección General de Electrificación Rural y el Consorcio Eléctrico Bretaña, conformado por Soluciones en Control Industrial y de Procesos SAC (60%) y J.P Contratistas Generales (40%). Esto por un monto de  10.879.113,00 soles peruanos (2.940.300,00 dólares americanos en promedio).

Según las especificaciones técnicas del proyecto, las expectativas de la población de Bretaña son que se puedan cubrir sus necesidades de iluminación, comunicación y conservación de alimentos. Además, fomentar actividades productivas y el emprendimiento local a través de la energía eléctrica. En teoría, este proyecto debería apoyar en ese sentido, pero en la práctica aún esas expectativas siguen irresolutas.

Parte del informe fotográfico de avance del proyecto “Mejoramiento del servicio de electricidad con sistema de generación diésel a través de un sistema centralizado de generación fotovoltaica”. Marzo de 2023. Fuente: Infobras.

Antes de esta iniciativa, la electricidad en Bretaña dependía de una central térmica operada por la Municipalidad Distrital de Bretaña, con un servicio limitado de 6:00 p.m. a 10:00 p.m. 

Arnulfo Tafur Navarro, ex alcalde de Puinahua (2019 – 2022) —distrito donde se encuentra la localidad de Bretaña— detalla los altos costos de la energía eléctrica por medio de diésel en esa localidad.

«Cuatro horas [de electricidad] he dejado yo ininterrumpidamente. Porque en el presupuesto teníamos un canon de 250 mil soles al año [67.567 dólares en promedio]- Yo mantenía con 17 mil soles [mensual] la corriente y cobrábamos solamente 3.000, 4.000 [soles mensuales], el resto lo subsidiábamos con la municipalidad», menciona la ex autoridad. 

Pero este sistema resultaba insostenible debido a los altos costos operativos y a la gran generación de gases de efecto invernadero, que es una consecuencia de este tipo de energía eléctrica y que causan el cambio climático

Debido a esto se optó por la instalación de una planta fotovoltaica aislada con capacidad de 697,68 kWp. Es decir, la potencia máxima que puede generar un panel con la mayor cantidad de energía solar disponible. La instalación está diseñada para beneficiar a 1.648 personas, como consta en las especificaciones iniciales del proyecto antes mencionado.
Sin embargo, las proyecciones iniciales subestimaron el crecimiento demográfico de la localidad. En el Censo de 2017, según el Directorio de Centros Poblados del Instituto Nacional de Estadística e Informática, Bretaña tenía 1.686 habitantes; hoy, de acuerdo a datos más recientes de esa misma institución, su población supera los 3.500.Esta discrepancia ha sobrepasado la capacidad de la planta, que no puede cubrir la creciente demanda energética.

El exalcalde distrital de Puinahua también destaca este problema. Según Tafur, cuando se inició el proyecto habían 450 usuarios registrados (hogares), pero hoy esa cifra ha aumentado a 750. Además, señala que las proyecciones originales asumieron un crecimiento poblacional mínimo a lo largo de las dos décadas siguientes.

Esta subestimación resulta evidente al revisar la Ficha Técnica General del proyecto, que estimó una población de 1.780 personas para el primer año de operación de la planta fotovoltaica y un incremento a 2.148 habitantes para el año 20. Sin embargo, apenas en el segundo año de trabajos en el proyecto, estas cifras ya han sido superadas ampliamente, evidenciando un desfase crítico entre la planificación y la realidad demográfica de Bretaña, respecto a esta iniciativa de electrificación.

Hoy, a pesar de los avances en la obra, el proyecto enfrenta retrasos significativos. Según el portal Infobras, el proyecto debía estar concluido el 28 de septiembre de 2023, excediendo los 330 días contemplados para su ejecución desde el 9 de abril de 2022. Sin embargo, hasta ahora presenta un avance físico del 97,21%. Un informe de ejecución indica que el sistema de generación de energía eléctrica está completado en un 95%, la gestión del proyecto en un 94%, y la supervisión en un 91%.

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Bretaña y un plan que sigue prorrogándose

En agosto de 2020, tres indígenas kukamas fallecieron y otros diez resultaron heridos en un episodio de represión policial mientras protestaban en los exteriores del campamento petrolero de PetroTal, ubicado en Bretaña. Este evento marcó un punto crítico para la localidad, que actualmente alberga a más de 3,000 habitantes. Dos años después, en 2022, nuevas protestas se llevaron a cabo frente a las instalaciones de la empresa, exigiendo que el 2,5% de la producción de crudo del Lote 95 —situado en la misma zona— se destinara al desarrollo de su comunidad.

Bretaña se encuentra en Loreto, una región amazónica en el norte del Perú que comparte frontera con Colombia, Brasil y Ecuador. Según la Estadística Eléctrica por Región del Ministerio de Energía y Minas (Minem), Loreto tiene una población de 1.044.884 habitantes, de los cuales, de acuerdo al último anuario estadístico disponible, solo 160.935 son clientes regulados, es decir, usuarios con acceso formal al servicio eléctrico. Este grupo representa apenas el 15,4% del total de la población regional, reflejando una situación de exclusión energética significativa.

Por otra parte, Bretaña es una de las comunidades rurales que debieron beneficiarse del Plan Nacional de Electrificación Rural 2021-2023, que planteaba como objetivo aumentar la cobertura eléctrica rural a 1.600.615 beneficiarios anualmente mediante nuevos proyectos de electrificación. Sin embargo, según el Anuario Estadístico del Minem, en 2021 se registraron 8.144.092 usuarios a nivel nacional, cifra que aumentó a 8.349.663 en 2022. Esto representa un incremento de solo 205.571 usuarios, lo que equivale a un 12,84% de la meta propuesta. Es decir, la meta no fue cumplida.

Augusto Durán, especialista en energías limpias y transición energética, señala que el Plan de Electrificación Rural 2024-2033 enfrenta un problema recurrente en su diseño: la falta de un levantamiento adecuado de información en campo. Según explica, estos proyectos suelen basarse en aproximaciones desde gabinete. Esto genera discrepancias significativas entre las proyecciones iniciales y las necesidades reales de las comunidades. Este enfoque ha afectado proyectos como el de Bretaña, donde se subestimó la cantidad de familias beneficiarias. Así se evidencian las limitaciones de planificar sin un diagnóstico preciso de las condiciones locales.

“El problema de hacerlo así es lo que pasa en el proyecto [de Bretaña]: que se prevé una cantidad X de familias, pero al final es una cantidad Y”, explica el especialista.

Un nuevo plan para la amazonía

Actualmente, existe un nuevo Plan Nacional de Electrificación Rural 2024-2033, el cual establece metas más ambiciosas para corregir los indicadores incumplidos. Entre ellas, se busca electrificar 507.000 hogares rurales en los próximos tres años, incluyendo los de Bretaña.

De hecho, este último plan identifica el proyecto “Mejoramiento del servicio de electricidad con sistema de generación diésel a través de un sistema centralizado de generación fotovoltaica” como una de sus prioridades. Sin embargo, no actualiza la cifra de beneficiarios, manteniéndola en los 1.648 previstos inicialmente. Esto revela que el crecimiento migratorio y poblacional no ha sido considerado adecuadamente, lo cual podría perpetuar las limitaciones del proyecto y dejar a Bretaña sin una solución integral a sus necesidades energéticas.

Para este reportaje, se intentó obtener información del Consorcio Eléctrico Bretaña, responsable de llevar a cabo el proyecto “Mejoramiento del servicio de electricidad con sistema de generación diésel a través de un sistema centralizado de generación fotovoltaica”. Sin embargo, hasta el momento, no han respondido al cuestionario enviado. En este incluimos preguntas sobre el estado actual de la obra, su posible fecha de finalización y las medidas que se están tomando para culminarla.

De manera similar, la oficina de Comunicaciones de la Dirección General de Electrificación Rural no ha emitido respuesta al cuestionario enviado. En este se solicitó información sobre el avance del proyecto, sus estrategias de electrificación rural y las acciones que están tomando para responder a la desconfianza de las comunidades de Condorcanqui. Ellos aún esperan la implementación de los paneles solares prometidos.

* Este artículo fue producido con el apoyo de Climate Tracker América Latina.

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