En el marco de su visita a Uruguay, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, condecoró a su amigo y exmandatario José Mujica con el Gran Collar de la Orden Nacional de Cruzeiro do Sul, la máxima distinción brasileña. En un discurso cargado de emoción, Lula calificó a Mujica como «la persona más extraordinaria» que jamás había conocido.
Lula destacó que su reconocimiento a Mujica iba más allá de su rol como presidente de Uruguay. «No lo condecoro por haber sido presidente, sino por lo que representa como ser humano», afirmó, enfatizando su conexión y admiración por el uruguayo, a quien definió como un «hermano escogido».
Por su parte, Mujica, de 90 años, agradeció el gesto desde su modesta finca en las afueras de Montevideo, aunque se definió como «un hombre del pueblo que ha hecho lo que ha podido por su gente». Apoyado en su bastón, remarcó la amistad que lo une a Lula y su visión compartida de una Latinoamérica más justa.
Símbolo del progresismo
El homenaje de Lula coincidió con la condecoración previa de Mujica por el presidente colombiano Gustavo Petro, quien le otorgó la Orden de Boyacá. Este reconocimiento refuerza el legado de Mujica como un símbolo del progresismo latinoamericano, en un momento en que su salud, afectada por un tumor en el esófago, ha despertado gran apoyo.
También puedes leer: Dictadura de Maduro libera a Mariana González
El exmandatario uruguayo, conocido por su estilo austero y su defensa de los valores populares, reflexionó sobre los retos de la región. Señaló la riqueza de América Latina contrastada con la pobreza de sus pueblos y deseó a Lula una larga vida para continuar su labor política.
La relación entre Lula y José Mujica es más que un vínculo político; representa un compromiso compartido con los ideales de justicia social y solidaridad. Este encuentro refleja un momento de unidad entre líderes progresistas, en un contexto donde las desigualdades y los desafíos democráticos siguen marcando la agenda regional.
El homenaje a Mujica no solo subraya su legado, sino que también destaca el papel crucial de figuras como él y Lula en la construcción de una narrativa latinoamericana enfocada en el bienestar de su gente, más allá de los cargos y reconocimientos.