Escribe Federico Rosado*
La Universidad Católica de Santa María (UCSM) presentó el viernes último el libro “Quiebre de la democracia en el sur”, un “rara avis” en la vida universitaria.
El exrector de la San Marcos, Luis Alberto Sánchez (1900-1994) dictaminó que “La universidad nunca debía estar de espaldas a la sociedad”; en la publicación que referimos se analiza una encuesta hecha a tacneños, puneños, moqueguanos, cusqueños y arequipeños en la que se recorre la percepción sobre política, economía, corrupción, democracia, rol institucional, presente y futuro del sur y descentralización.
Comentada por 46 redactores de origen académico, político, religioso y empresarial; los resultados nos muestran un sur que se divide en dos bloques: Moquegua-Tacna y Arequipa-Cusco-Puno.
En lo que no existe divergencia es en la percepción de la política: autoridades desprestigiadas, deslegitimadas. Agrupadas en partidos y movimientos que tambalean ante la corrupción. Pero la misma población se detracta al reconocer que no sabe elegir a sus gobernadores regionales, alcaldes y congresistas.
El escenario se exhibe penoso, sin futuro; el sur no tiene norte ni horizonte, la esperanza se ha desbarrancado, estamos ante una resignación que nos hace comportar como inertes e insensibles.
La posibilidad que el sur se una y sea compacto es una obligación no solo para generar empleo y riqueza, si no para asentar las bases ciudadanas, y por lo tanto democráticas, de un espacio en el que nos reconozcamos sin distinciones, nunca denigrando al migrante.
El sur tiene que ser regionalista en sentido verdadero de luchar decididamente contra el centralismo, debe generar una amplitud intercultural en la que nadie quiera romper el espejo, con derechos y deberes paralelos y simultáneos, con instituciones representativas y confiables.
Existir fragmentados nos hace débiles, vulnerables, alienta a los talentos a la fuga, o no nos hemos dado cuenta que estos ya no miran al sur.
Retomemos las palabras del maestro Sánchez y dejemos de darle la espalda a lo que somos, a nuestros vecinos puneños, moqueguanos, arequipeños, cusqueños y tacneños, solamente depende de nosotros.
* Es coautor del libro que se comenta en esta columna.