Sin electricidad ni agua potable, seis opositores venezolanos asilados en la Embajada argentina en Caracas enfrentan un nuevo capítulo de hostigamiento ordenado por el régimen chavista.

Desde hace más de 90 horas, la residencia diplomática argentina en Caracas, actualmente bajo resguardo de Brasil, sufre un asedio continuo. Nicolás Maduro ha escalado la presión ordenando cortar los servicios básicos. Además de la falta de electricidad, se ha prohibido el ingreso de agua potable, agravando la situación de los seis opositores, parte del comando de campaña de María Corina Machado.

Pedro Urruchurtu, uno de los asilados, documenta a diario el hostigamiento en redes sociales. Según sus publicaciones, el corte de electricidad ya supera las 40 horas y el asedio policial es constante. La medida busca generar un clima de terror, con el objetivo de debilitar la resistencia de los opositores refugiados en la embajada.

Adriana Márquez, representante de Machado en Argentina, alertó sobre la violación de derechos humanos y convenciones internacionales. «El régimen no solo busca infundir miedo, sino que también viola los principios de asilo diplomático», comentó, subrayando la urgencia de garantizar la seguridad de los asilados.

El Gobierno de Javier Milei, a través de su canciller Gerardo Werthein, está gestionando con cautela diplomática la obtención de salvoconductos para los opositores. Sin embargo, el chavismo ha negado reiteradamente esta posibilidad, intensificando un bloqueo que comenzó en marzo y se mantiene pese a las solicitudes internacionales.

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Antecedentes

La embajada argentina en Caracas fue expulsada en agosto, lo que ha complicado aún más la situación. Aunque Brasil mantiene la custodia de la residencia diplomática, el régimen de Maduro ha presionado al Planalto para que retire su protección, sin éxito hasta ahora.

Este caso pone en evidencia las tensiones entre el chavismo y los gobiernos de la región. La negativa de Maduro a otorgar salvoconductos no solo es un desafío a las normas internacionales, sino también un mensaje claro de su postura frente a la oposición y a la presión diplomática externa.