Campesinos afines a Evo Morales retuvieron a 200 militares en tres unidades del departamento de Cochabamba. Aunque el gobierno denuncia "toma de rehenes", dirigentes indígenas señalan que solo mantienen una vigilia en las zonas.
El gobierno de Bolivia denunció que grupos de campesinos afines al expresidente Evo Morales retuvieron como “rehenes” a 200 militares. Los manifestantes exigen el cese de la persecución judicial contra Morales y piden la renuncia del presidente Luis Arce, en medio de las tensiones dentro del partido oficialista.
Los campesinos realizaron las retenciones en tres cuarteles de Cochabamba. Según las Fuerzas Armadas, “grupos armados irregulares” asaltaron estas unidades y se llevaron armamento y municiones. Videos muestran a oficiales rodeados de campesinos armados y vigilantes, quienes, además, denuncian haber sido privados de agua y electricidad.
El dirigente Vicente Choque rechazó la versión del gobierno y aseguró que “no hay rehenes”. Explicó que mantienen una vigilia para evitar la llegada de refuerzos militares a las zonas ocupadas. Agregó que entre 2 mil y 3 mil personas se encuentran apostadas fuera del cuartel.
La toma de los cuarteles responde también a la reacción por el supuesto intento de asesinato de Morales en octubre, cuando el exmandatario denunció haber sido atacado a tiros en su vehículo en el Chapare. Según Choque, el gobierno busca usar la violencia para desestabilizar a Morales.
También puedes leer: Estados bisagra en EE. UU.: La batalla electoral que decidirá el futuro del país
Los militares retenidos permanecen en los cuarteles bajo vigilancia. En videos de la AFP se observa a manifestantes acampando fuera de las instalaciones. Por su parte, el abogado y exmilitar Omar Durán calificó esta situación como un fallo de la inteligencia militar, y criticó la falta de equipo y respaldo estatal.
El viceministro de Coordinación, Juan Villca, anunció que se investigará la retención de los uniformados y que evaluarán las acciones de estos grupos campesinos. La toma de cuarteles aumenta la tensión en la crisis de gobernabilidad en Bolivia, que enfrenta divisiones internas entre los líderes de su movimiento político.