Las manos maravillosas de Reina Flores 

La próspera empresaria textil teje artesanías y prendas que se exportan al extranjero, pero también enseña su arte a quienes más lo necesitan. Sus productos de fibra de alpaca, con los más finos acabados, representan su identidad. 

El valor de lo hecho a mano y los maravillosos acabados que enriquecen cualquier prenda están volviendo a poner en la palestra el arte textil. Reina Flores Flores es una de las embajadoras arequipeñas que elabora artesanías y trajes tejidos con sus manos maravillosas y con los más finos acabados. Sus productos de exportación hoy ponen al Perú ante los ojos del mundo. 

Desde los ocho años, Reina comenzó a dominar el arte del tejido, un legado que fluye por su linaje, heredado de su madre natural de San Juan de Tarucani. Cada puntada era testigo de su identidad. Con el paso de los años, sus manos se transformaron en verdaderos instrumentos de precisión, pues aprendió a transformar la fibra de alpaca, hilos de algodón y acrílico en piezas de moda, únicas e irrepetibles.

Reina Flores vende sus prendas hechas a mano a grandes empresas textiles.

Manos Maravillosas 

La vida de Reina cambió el día en que participó de una convocatoria laboral para empresas del mismo rubro. Allí, sus creaciones llamaron la atención de grandes empresas, entre ellas TPX, Art Atlas, Michell & CIA e Incalpaca, que se maravillaron por la perfección de su técnica. Sus puntos, simétricos y precisos competían con los mejores acabados a máquina. La suavidad de sus prendas, la calidez de los hilos que pasaban por sus manos, no eran solo trabajo, eran una extensión de su ser, un reflejo de la dedicación y el amor por su arte.

“Empecé como servicios en Arequipa. En una feria nos presentamos, nos hicimos conocidos y desde ese momento hacemos servicios. Para eso necesitamos que nuestros productos tengan acabados de exportación. La calidad tiene que prevalecer para que podamos seguir en el rubro”, cuenta la artesana desde su taller ubicado en el sector de Ciudad Blanca, en Paucarpata. 

Así nació Manos Maravillosas, su empresa, que hoy exporta productos tejidos hechos a mano a mercados internacionales. Lo que empezó como un oficio familiar, se convirtió en una empresa próspera, que con cada exportación lleva una parte de Arequipa al mundo. Las prendas de alpaca, los hilados de algodón y los adornos que Reina y su equipo fabrican son más que simples artículos textiles; son un tributo al legado que resiste el paso del tiempo y se reinventa en cada diseño.

“Quiero que el legado que aprendí de mi madre no muera. Hasta el día de hoy sigo adelante con Manos Maravillosas. Y también nos adaptamos a los cambios. Estamos innovando constantemente para seguir en sintonía con lo que el mercado internacional necesita”, añade la empresaria.

El arte de Reina lo aprendió de su madre y desde muy pequeña aprendió a tejer.

Capacitación constante

Reina, sin embargo, no se conforma con ser una simple artesana. Se ha capacitado constantemente para mantenerse a la vanguardia de la moda internacional, aprendiendo nuevos puntos, descubriendo técnicas innovadoras y adaptándose a las tendencias. Con 25 años de experiencia, no solo conoce cada punto de tejido, sino que se ha convertido en una referente en el sector. “La moda cambia, pero la calidad permanece”, dice con una sonrisa, mientras sus dedos vuelven a bailar sobre la tela como si se tratara de una coreografía cuidadosamente ensayada. 

“Para que uno sea competitivo tiene que tejer puntos simétricos. Es decir, lo que la máquina no puede tejer nosotros lo hacemos. Estamos en la capacidad de satisfacer las exigencias de nuestros clientes porque sabemos cuáles son los parámetros de calidad. Vamos de la mano con la innovación artesanal”, enfatiza Reina Flores. 

Con una visión clara hacia el futuro, Manos Maravillosas aspira a dejar de ser una empresa subcontratada para convertirse en un nombre propio en la industria textil, tanto a nivel nacional como internacional. Reina Flores tiene entre sus manos la capacidad de competir en los más exigentes mercados extranjeros, y aunque su camino no ha sido fácil, está decidida a que su empresa siga creciendo, a la par de las grandes industrias que un día confiaron en su talento.

Junto a la municipalidad de Sabandía, Reina capacita a adultos mayores en el arte del tejido.

Su legado 

El compromiso social también es parte esencial de su vida. En colaboración con la Municipalidad Distrital de Sabandia, dedica su tiempo a capacitar a los adultos mayores de escasos recursos, enseñándoles el arte del tejido. Con cada clase, les ofrece una habilidad para subsistir por sus propios medios, pero también les devuelve la dignidad y el orgullo de crear con sus propias manos.

“Damos capacitaciones junto a la municipalidad. Recuperamos los residuos textiles que las empresas desechan y elaboramos, con los adultos mayores, artesanías, llaveros y adornos. Participamos en ferias locales y también vendemos directamente. Ellos (los adultos mayores) tienen tanto que dar, y sus manos aún guardan historias que merecen ser contadas”, asegura. 

Manos Maravillosas no sólo teje prendas, sino también esperanza. En un mundo donde la automatización parece tomar el control, Reina Flores demuestra que las manos humanas, con todo su conocimiento y sensibilidad, siguen siendo insustituibles. Ella, con sus dedos que parecen volar sobre los hilos, también teje sueños que cruzan fronteras y llegan hasta corazones lejanos.

Hoy, Reina Flores es un ejemplo de que con esfuerzo, tradición y pasión, los sueños pueden entrelazarse con la realidad. Sus manos, verdaderamente maravillosas, han logrado transformar la vida de quienes las rodean y de aquellos que, al otro lado del mundo, visten sus creaciones con orgullo.