Ahora que este medio estuvo investigando a la conviviente con hija de Adin Sánchez, hermano del gobernador Rohel Sánchez, nos preguntamos: ¿Cómo es que estas cosas pueden pasar? ¿Son tan tontos? ¿Qué piensan, que nadie se va a enterar que trabaja en el gobierno regional y que tienen una hija?
La respuesta es sencilla: Se creen invulnerables. El poder o cualquier acercamiento al mismo hace que las personas se enceguezcan. No es la primera vez que pasa que un familiar de una autoridad se salga con la suya y crea que las normas son para todos menos para ellos. Ni será la última.
Lo que pasa con el caso de Rohel Sánchez es más de lo mismo que se vio en gestiones anteriores, pero incrementado. Va en camino de ser la peor gestión de la historia de la región. No hay duda. Porque nunca se había visto tanta torpeza, ceguera o ineptitud para prever los errores propios.
Y, lo que es peor, es que no cae por errores propios —más allá de funcionarios cuestionados, ineficiencia de gasto o ineptitud para sacar adelante grandes proyectos—, sino por los de su círculo más íntimo: su familia. Primero su esposa, luego su cuñada, después su hijo y ahora su hermano. ¿Luego qué vendrá?
Y Rohel Sánchez parece no darse cuenta. Por ahí alguien de su círculo le dice a este director: Es bueno, no se da cuenta.
La respuesta para los que aún confían en Rohel Sánchez es que hay dos formas de ser negligente: o no te das cuenta o no quieres darte cuenta. Y Rohel Sánchez, pequemos de crédulos, es en cualquiera de los casos negligente. No está llevando su gestión a buen puerto.
Y si su círculo familiar se cree invulnerable. Le recordamos que aún existe prensa independiente, que siempre estará indagando, investigando, recibiendo denuncias y corroborándolas para que la sociedad esté bien informada.