Monseñor Javier del Río Alba, pesar de agradecer su trabajo, subrayó la importancia de liderar con justicia y evitar la corrupción.

En la misa Tedeum celebrada en Arequipa por el 203º aniversario de la Independencia del Perú, Monseñor Javier del Río Alba, arzobispo de la ciudad, emitió un mensaje duro hacia las autoridades presentes, enfatizando que el verdadero servicio no debe ser un pretexto para el abuso de poder. En su homilía, Monseñor del Río Alba subrayó la necesidad de aspirar a puestos de liderazgo para servir y no para oprimir a los demás.

«Nos podemos contaminar con ese espíritu del mundo que nos dice que para ser grandes tenemos que ocupar los primeros puestos», señaló Monseñor del Río Alba. «Un primer puesto es muy bueno para servir, mientras uno tiene más poder puede servir más y mejor. Pero no, lo que nos contamina no es aspirar a los primeros puestos. Lo que nos contamina es aspirar a esos puestos para oprimir a los demás, por nuestro ego o intereses personales, económicos, sociales o políticos».

El arzobispo advirtió sobre los peligros de la corrupción y el abuso de poder. «El camino de la grandeza no está en la corrupción ni en aprovecharse de los cargos para imponer la voluntad propia. Cuando uno entra por ese camino, tarde o temprano, empieza a experimentar una frustración porque no es eso lo que realiza al hombre. Lo que nos realiza como personas es servir a los demás, ese espíritu de servicio, el dar la vida».

Monseñor del Río Alba destacó que la verdadera grandeza radica en el servicio desinteresado hacia los demás. «Fíjense qué bonito, un congresista que da la vida por la nación, un presidente de la República que da la vida por la nación, un jefe de las Fuerzas Armadas que da la vida. Esto es lo que vale la pena. Ser autoridad implica muchos riesgos y sacrificios. Qué bonito sacrificarnos por los demás».

A pesar de este mensaje, el arzobispo expresó su agradecimiento hacia las autoridades presentes por su trabajo. Sin embargo, su tono crítico resaltó las discrepancias entre las responsabilidades que ostentan y el servicio efectivo que brindan a la población. «Muy apreciadas autoridades, quisiera aprovechar este momento para agradecerles de todo corazón por todo el trabajo que hacen. Tienen cargos muy importantes, muy delicados, muy difíciles. Nosotros, los ciudadanos de a pie, no nos podemos hacer idea de toda la carga que tienen ustedes».

Monseñor del Río Alba insistió en que la verdadera responsabilidad de las autoridades es liderar con justicia y dedicación, recordando que la Iglesia reza por sus dirigentes y espera que utilicen su poder para el bien común y no para beneficios personales. «La Iglesia reza por sus autoridades y aquí en Arequipa rezamos por ustedes, nuestras autoridades. Que Dios ilumine su camino y les dé la fuerza para servir con humildad y entrega a nuestra nación, evitando caer en la corrupción y el abuso de poder».

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