Por Sergio E Mostajo C. Periodista
¿Para tener policías y militares parados en las esquinas?; ¿Para recoger cadáveres?; ¿Para que la Policía forense haga peritajes?; ¿Para lo mismo?
El actual presidente, hay que recalcar la palabra actual porque en nuestro país nunca se sabe, ha decretado el estado de emergencia para combatir la criminalidad, en un escueto mensaje a la Nación cerró con la frase: “menos palabras, pasaremos de la defensiva, a la ofensiva”.
Estamos esperando esa ofensiva. No creo que se haya referido a visitar comisarías de madrugada, tampoco a hacer requisas en las cárceles, menos a estar presente en calles y avenidas donde se enfrentan vándalos con policías. Tampoco a asistir al velorio del activista que murió circunstancialmente en esas escaramuzas llamadas protestas o inspeccionar la preparación de desayunos escolares. No creo que el estado de emergencia sea para eso.
Se debe tener conciencia y dimensionar el tema como un problema de seguridad nacional. Es de suponer que el presidente encargado, junto al gabinete de ministros, fiscales y altos mandos policiales, tomaron esa decisión amparados en un cuidadoso planeamiento. Y tomando en cuenta una serie de detalles previos, partiendo de una hipótesis, con objetivos definidos, metas fijas y elaborando ESTRATEGIAS. Porque si no fue así, de poco o nada servirá.
Desde el llano, como un ciudadano más y sin atribuirme la condición de experto, me atrevo a proponer algunas acciones que podrían ayudar a combatir en esa desigual batalla que venimos librando contra las organizaciones criminales:
– Priorizar las acciones de inteligencia.
– Por el tiempo que dura la emergencia tener a la Policía con orden de inamovilidad absoluta – OIA – con cargo a que se les reconozca y paguen las horas trabajadas.
– Si están suspendidas las garantías y tenemos detectadas las guaridas de los delincuentes, equipos policiales especiales deben ir a su encuentro, allanar las viviendas donde viven, CAZARLOS y ponerlos a disposición de la justicia.
– Ejecutar operativos las 24 horas de cada día, mañana, tarde y noche, en todo el ámbito urbano. La idea es cansar, aburrir, perseguir y CAPTURAR a los facinerosos.
– Prohibir el tránsito de motociclistas con acompañantes, es sabido que la moto es el vehículo más utilizado por los sicarios para cometer crímenes y que estos van en pareja, bueno pues, hay que prohibirlo.
– Penar el alquiler de viviendas a extranjeros sin oficio conocido. Quienes lo hagan deben ser considerados cómplices, la idea es cerrarles los caminos, dejarlos sin un lugar donde vivir.
– Levantar un censo OBLIGATORIO Y SUMARIO de extranjeros. Debemos saber cuántos son, que hacen, en que trabajan, donde viven, si tienen familia; los omisos que no tienen oficio ni beneficio, deben ser expulsados del país.
El accionar delincuencia transnacional, proveniente del extranjero, está encarnándose entre nuestros jóvenes, sobre todo en aquellos que no estudian ni trabajan. Ellos han visto en la extorsión, el sicariato, el narcotráfico y la prostitución, una forma fácil de ganar dinero.
Para rescatarlos del camino del crimen debe volver el servicio militar obligatorio. Tanto vago que hay en las calles deben ir a los cuarteles, que sirvan a la patria, se formen en valores, trabajen, aprendan un oficio que les permita iniciar un emprendimiento al salir del cuartel.




