El gobernador de Arequipa, Rohel Sánchez Sánchez, recurre ahora a funcionarios del pasado para intentar sacar adelante su gestión, venida a menos. Su última jugada fue retirar del cargo a Mary Ann Zúñiga Lluncor en la Gerencia Regional de Trabajo y Promoción del Empleo y reincorporar a la ya conocida Catherine Rodríguez Torreblanca, quien ha sido una fiel compañera desde el inicio de la administración.
La funcionaria regresó a este cargo luego de estar al frente de la Gerencia Regional de Promoción de la Inversión Privada, donde hizo muy poco por destrabar los proyectos bajo la modalidad de obras por impuestos (OxI). Su cambio se oficializó mediante la Resolución Ejecutiva Regional N.° 294-2025-GRA/GR, emitida por el propio gobernador el 12 de junio de 2025, lo que demuestra que ya no cuenta con más cuadros técnicos.
Cabe precisar que Rodríguez Torreblanca fue destituida del cargo de gerente regional de Trabajo a fines de 2024, tras ser acusada de reconocer sindicatos “fantasma” que no cumplían los requisitos para su afiliación, un reclamo hecho por los afiliados al Sindicato de Trabajadores de Construcción Civil de Arequipa (STCCA). Por ello, en su momento, la presión de los hombres del andamio obligó a su retiro.
No son estos los únicos cuestionamientos que pesan sobre la gerente, pues también fue señalada por tener tres procesos administrativos en su contra, uno de ellos por la contratación de los servicios de consultoría del hijo del congresista Alex Paredes. Su requerimiento se dio en flagrancia, pese a la restricción para contratar a hijos de congresistas.
Además, cuando ocupaba el cargo, promovió un incremento salarial para dejar de percibir S/ 6 250 y pasar a ganar S/ 9 000, propuesta que elevó al gobernador basándose en un cambio de régimen. Pero ni con todos estos cuestionamientos Sánchez le retira la confianza. Y es que parece que lo único que importa es que respalde sus decisiones.
Esta decisión, lejos de fortalecer una gestión sumida en un pozo sin fondo, evidencia la confianza ciega del gobernador en figuras leales, incluso cuando estas arrastran serias acusaciones de irregularidades y conflictos de interés. En conclusión, es más de lo mismo.