La semana pasada una denuncia sacudió el medio periodístico y a la comunidad. En resumen, resulta que Alfonso Grados, conductor de un noticiero de un canal nacional, también la hace de asesor de «imagen institucional» en el municipio de Sachaca. De acuerdo con el portal de proveedores del Estado, Grados ya facturó más de 100 mil soles con la comuna.

Fuera de lo que se podría esperar, como un mea culpa o una explicación consistente, Grados aseguró que todo es un mero tema laboral y señaló que, como cualquiera, se busca busca la vida con dos o tres trabajos. Y para peor, amenazó a este medio —porque fuimos los únicos que nos atrevimos a publicar— con denunciarnos; acusando medidas legales. Como si nosotros nos hubiésemos inventado la información.

Bueno, desde este medio le decimos que esperamos sus medidas legales con gran interés. Sobre todo para ver qué podría argumentar este pseudo periodista que lo único que hace con sus «business» es hacer quedar mal al gremio periodístico; y más aún a los que nos ganamos el pan con ética y honradez.

Porque lo que necesita Grados es una clase intensiva de ética —pero no de 6 horas como sus cursos para sustentar su capacitación en comunicación— sino de mínimo un semestre.

Si hubiese estudiado periodismo, al menos habría aprendido del serio conflicto de intereses que hay entre hacer periodismo y dar «servicios» de asesoría de comunicación al mismo tiempo a autoridades y políticos. Hay que elegir uno. No se trata de dañarle los ingresos a nadie; se trata de ética. Si hago periodismo, en un canal y un programa en el que me jacto de decir que «hago denuncias contra autoridades», entonces me quedo ahí, en mis trece. Pero si veo que no me rinde económicamente el periodismo de investigación, entonces abandono eso y me dedico a las asesorías. Pero no los dos a la vez.

Seguro Grados piensa que hay una rencilla o algún tipo de enemistad en su contra. Lo cierto es que nada de eso. La verdad es que el periodismo de investigación es así: no ve rostros ni intereses políticos o económicos. Simplemente llega un tema, verificamos las pruebas, el interés público y lo trabajamos y publicamos. Siempre pidiendo las réplicas del caso. Porque tampoco somos de lanzar la piedra y esconder la mano.

Tampoco tenemos una fijación. Por eso no vamos a publicar el resto de «servicios» de publicidad que Grados ha brindado a otros municipios y entidades. Solo diremos que son muchos y también por montos nada despreciables. Lo único que haremos es pedir a la Contraloría, como mínimo, que revise esos servicios y verifique los términos de referencia, para comprobar que todo se haya hecho bajo la legalidad.