En las frías calles del distrito de Miraflores existe un rincón que invita a la pausa y al disfrute. Un lugar donde el tiempo se diluye entre el aroma de las hierbas y el dulce néctar de las frutas. Es un oasis de sabor y tradición que lleva la esencia de doña Grimanesa Yajayda Cari Hincho, una maestra emolientera que ha conquistado el paladar de los arequipeños con su elixir revitalizante.
Doña Grimanesa empezó en este oficio hace 13 años y hoy lleva un legado en sus manos: el arte de preparar el emoliente, una bebida tradicional peruana que combina hierbas medicinales y frutas para crear un brebaje reconfortante y curativo. Con su espíritu innovador, ha sabido reinventar esta tradición, añadiendo un toque personal que ha convertido su emoliente en una experiencia única.

“Rico, rico”
Al acercarse al puesto de doña Grimanesa, ubicado en la avenida San Martín 712 del distrito miraflorino, el transeúnte es recibido por un espectáculo de luces de neón que anuncian su nombre y su especialidad: «Emolientes Rico, rico». La vista se deleita con la variedad de frutas frescas que adornan el puesto, mientras que el olfato se impregna de los aromas de las hierbas y especias que utiliza para preparar su magia líquida.
“Llevo 13 años en la venta y preparación de emolientes. Soy una persona que cuando quiero aprender algo, siempre veo la forma de lograrlo. Soy autodidacta, esa es la forma en la que yo aprendí. También decidí innovar. Tenemos 14 sabores, macerados y tradicionales”, cuenta mientras recibe a sus clientes durante la tarde lluviosa de Arequipa.
Doña Grimanesa ofrece una amplia gama de emolientes frutados, desde los clásicos como maracuyá, mango y fresa, hasta creaciones originales que sorprenden al paladar. Cada sorbo es un viaje sensorial que despierta los sentidos y transporta a un mundo de sabores y texturas. El dulzor de las frutas se entrelaza con el frescor de las hierbas, creando una sinfonía de sensaciones que invita a seguir degustando.

Maestra herbolaria
La experta emolientera es también una maestra herbolaria que conoce los secretos de las plantas y sus propiedades curativas. Su emoliente no es solo una bebida, es una medicina natural que alivia los males y reconforta el alma. Doña Grimanesa, con su sabiduría y su carisma, se ha ganado el corazón de sus clientes, quienes la consideran una amiga y una consejera.
“(El emoliente) lleva bastantes hierbas, por eso es digestivo. Con los agregados de la fruta se hacen emolientes antigripales. Tenemos bastantes emolientes con vitamina “C”, como maracuyá, naranja y aguaymanto. Todas las frutas y hierbas tienen sus beneficios”, añade como buena conocedora de las propiedades de las hierbas.

El puesto es más que un lugar para tomar un emoliente, es un punto de encuentro donde los vecinos se reúnen para compartir historias, tradiciones y experiencias. Doña Grimanesa, con su conversación amena y su sonrisa acogedora, crea un ambiente de camaradería y confianza. Es sin duda un refugio donde uno puede escapar del estrés de la ciudad y disfrutar de un momento de tranquilidad y sabor. “En mis planes está poder abrir un local para mis clientes. Aquí vienen en familia y entre amigos”, concluye.
El emoliente que prepara doña Grimanesa es un tesoro cultural que merece ser preservado y transmitido a las nuevas generaciones. Es una muestra de la riqueza de la tradición peruana y de la sabiduría ancestral de sus pueblos. Así, con su trabajo y su dedicación, nos recuerda que la gastronomía es mucho más que comida, es cultura, historia y tradición.

El legado de la maestra emolientera trasciende el tiempo y las fronteras. Su emoliente es un símbolo de la identidad peruana, un tesoro que nos enorgullece y nos invita a celebrar nuestra cultura y nuestras tradiciones. Doña Grimanesa, con su pasión y su talento, ha logrado convertir su puesto en un lugar emblemático de Miraflores, un destino obligado para los amantes del buen sabor y de las experiencias auténticas.