El sarampión puede dejar graves secuelas respiratorias, neurológicas y cutáneas, especialmente en niños no vacunados. Las autoridades de salud instan a recuperar los niveles de inmunización para prevenir brotes de la enfermedad.
El sarampión, además de ser una enfermedad eruptiva, genera complicaciones severas (secuelas) si no se detecta y trata a tiempo. Las secuelas más comunes afectan el sistema respiratorio, causando neumonías severas de origen viral que reducen las defensas de los niños, haciéndolos vulnerables a infecciones secundarias en la piel o en las vías respiratorias.
En casos más graves, el sarampión también afecta el sistema neurológico y provoca encefalitis o inflamación cerebral. El médico pediatra Omar Barreda recomienda sospechar de la enfermedad ante cualquier fiebre acompañada de erupciones en la piel. Además, recomienda llevar al niño a un hospital, especialmente si hay conocimiento de brotes en países vecinos como Argentina y México.
Barreda señaló que la pandemia de COVID-19 afectó significativamente las coberturas de vacunación infantil en Arequipa. Entre 2021 y 2023, el índice de vacunación cayó del 90 % al 60 %, ya que muchas familias evitaron asistir a los centros de salud por temor al contagio. Aunque se ha avanzado en la recuperación, la inmunización contra el sarampión apenas alcanza el 65 %.
Para alcanzar una protección eficaz o inmunidad de rebaño, al menos el 90 % de la población necesita estar vacunada. Esto no solo protege a los vacunados, sino también a quienes, por distintas razones, no pudieron recibir la inmunización. “Si vacunamos a 9 de cada 10 niños, también protegemos al décimo”, explicaron las autoridades sanitarias.
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El descenso en la vacunación no solo aumenta el riesgo de brotes, sino que también expone a los niños a situaciones más peligrosas. Además del riesgo de enfermedades infecciosas, la exposición a accidentes ha crecido, ya que los menores pasan más tiempo en el tráfico, el transporte público y otros entornos de riesgo.
Las autoridades enfatizan la necesidad de reforzar las campañas de vacunación para recuperar los niveles previos a la pandemia y reducir la mortalidad infantil. La prevención a través de la inmunización es fundamental para evitar complicaciones que podrían poner en riesgo la vida de los más pequeños.