Un apagón generalizado ha sumido a Cuba en una profunda crisis, dejando a millones de habitantes sin electricidad y generando un caos que pone a prueba la resistencia de la población y la capacidad de respuesta del gobierno.
Desde el viernes, Cuba vive un apagón que ha afectado a casi 10 millones de personas. La principal planta energética de la isla sufrió una falla, dejando sin electricidad a gran parte del país. Aunque el servicio fue parcialmente restablecido el sábado, volvió a colapsar, y muchas zonas, incluida la capital, permanecen a oscuras.
El ministro de Energía, Vicente de la O Levy, anunció que la mayoría del suministro eléctrico estaría restablecido el lunes por la noche. Sin embargo, muchas familias viven la desesperación de ver cómo los alimentos se pudren en sus refrigeradores, y ante la falta de electricidad recurren a cocinar con leña, agravando la situación sanitaria.
Los apagones también interrumpen el suministro de agua en viviendas que dependen de bombas eléctricas. Esta situación crítica ha forzado el cierre de escuelas y negocios, y ha encendido temores por el funcionamiento de los hospitales. La crisis ha provocado cacerolazos y bloqueos de calles en barrios como San Miguel del Padrón, en La Habana.
A la crisis energética se suman nuevos desafíos con la tormenta tropical Oscar, que amenaza con empeorar la situación. Este apagón es el peor desde el paso del huracán Ian en 2022 y evidencia el deterioro de la infraestructura eléctrica cubana, agravado por el embargo estadounidense y la falta de combustible.
El presidente Miguel Díaz-Canel responsabilizó al embargo por la escasez de piezas y suministros. Sin embargo, expertos y voces críticas señalan que la crisis se debe a problemas estructurales internos y a la gestión deficiente del gobierno. “Es una ruina energética acelerada por la mala planificación”, afirmó el economista Pedro Monreal.
También puedes leer: Toledo es condenado a 20 años y 6 meses de prisión
La isla también enfrenta dificultades para importar combustible desde Venezuela, México y Rusia, proveedores tradicionales que han reducido sus envíos. El gobierno reconoce que la escasez de combustible es el mayor obstáculo para superar esta crisis y ha recibido ofertas de ayuda de algunos países aliados.
Mientras la situación se agrava, Díaz-Canel pidió calma a la población en un mensaje televisado, aunque advirtió que no se tolerarán actos de vandalismo. Las familias cubanas siguen esperando en las calles, entre juegos de dominó y radios a pilas, mientras sus esperanzas de un pronto restablecimiento del servicio eléctrico se desvanecen.