Sí, Arequipa es la segunda ciudad del país, pero todavía más de 231 mil ciudadanos viven con menos del sueldo mínimo y casi 49 mil no cubren la canasta básica alimentaria. Además, 8.1% de los arequipeños no tienen agua potable y otros 350 mil no tienen desagüe.
Mientras miles de arequipeños acuden para celebrar el 484 aniversario de fundación española de la ciudad de Arequipa, en las entradas de Ccapo, en los corsos, en los conciertos o en las FIAs, hay otra cara de la que no debemos olvidarnos. Aunque es correcto señalar que hay algunos ciudadanos que no la conocen o prefieren mirar hacia otro lado cuando la ven, como ciertas autoridades. Aquí se las recordamos, para que el próximo año no tengamos que hacer el mismo recuento.

Números que deben hacernos reflexionar
Arequipa sigue considerándose la segunda ciudad en importancia en el Perú, después de la capital Lima. Cifras como el el sueldo promedio, que es de S/ 2.271, según el Observatorio Socio Económico Laboral (OSEL); el Producto Bruto Interno per cápita, que es de más de S/ 20 mil anuales por ciudadano; o el crecimiento del PBI anual, que hasta el momento es de 26.3% a comparación del promedio del país, que es de 3.9%; convierten a Arequipa en una ciudad ideal para muchos migrantes.
Sin embargo, hay otro aspecto que se debe tomar en cuenta. Aún un 8.1% de los arequipeños (más de 106 mil) no tienen servicio de agua potable. La mayor parte se ubican en los distritos de la periferia como Yura, Cerro Colorado, Cayma, Alto Selva Alegre, Paucarpata y Socabaya.
Además, el 26.6% o más de 350 mil arequipeños no tienen conexiones de desagüe. Esto significa el incremento de enfermedades estomacales para estos ciudadanos, entre adultos niños y ancianos.
Y si hablamos de salud, aún Arequipa tiene una incidencia alta de anemia (deficiencia de hierro que afecta el desarrollo cognitivo de los niños). De acuerdo con las cifras del sector Salud, el 40.2% de los menores de 36 meses sufre de anemia.

Mientras que en educación, solo el 38,1% de los arequipeños tienen educación superior, ya sea universitaria o técnica. Esto afecta principalmente a la oportunidad de obtener trabajo digno y bien remunerado. Lo que lleva al incremento de la informalidad.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) más del 56% no tiene un empleo formal; es decir no gozan de seguro social, vacaciones, CTS o seguro pensionario. Esto en mayor parte provocado por la pandemia del Covid-19, pero es una cifra que aún falta por mejorar.
Por otro lado, si de conectividad hablamos, el 33.3% de los arequipeños no tiene conexión a internet, por lo que también se reducen sus posibilidades de acceder a información o educación a distancia. Una desventaja significativa si tomamos en cuenta que hoy la conectividad a internet es primordial para el desarrollo socio económico de los países.
Finalmente, y las cifras que debemos considerar más, tanto ciudadanos como autoridades, están los niveles de pobreza. Si bien Arequipa tiene una de las tasas más bajas, estas siguen siendo importantes. El INEI señala que la pobreza monetaria es de hasta 17.6% o lo que es lo mismo: más de 231 mil arequipeños viven con menos del sueldo mínimo. Y es peor si consideramos que casi 49 mil arequipeños no ganan siquiera para cubrir la canasta básica alimentaria; es decir están en el umbral de la pobreza extrema.
Con esto en mente, ¿podemos seguir durmiéndonos en nuestros laureles pensando que somos la segunda ciudad del Perú? Es momento de exigir a las autoridades que empiecen a trabajar para superar las cifras oscuras que aquejan a nuestra ciudad y región.