La viveza criolla se define como la actitud que puede tomar una o más personas para aprovecharse de una circunstancia en particular, contraviniendo principios éticos y buenas costumbres, con la finalidad de obtener beneficio propio.
En el Perú, se ha vuelto tan común que incluso hay quienes la celebran, justificando el beneficio personal a costa de cualquier cosa.
Un ejemplo de ello en Arequipa, se da con los directivos del colegio particular Prescott. Estos no tuvieron mejor idea que “invadir”, o como ellos le dicen, tomar posesión de un cauce de torrentera, el cual lo techaron para construir ambientes educativos. No contentos con ello, pidieron a la Superintendencia de Bienes Nacionales (SBN) que les dieran titularidad del bien, porque ya lo tenían en posesión más de dos años, y además habían construido en el lugar.
Nadie se opone a ampliar espacios en bien de los estudiantes, sea del colegio que sea, lo cuestionable es invadir un cauce seco de torrentera para construir ahí. Se está emulando las malas prácticas que por años han tomado algunos invasores en los conos de la ciudad. A estos, no se les ocurrió mejor idea de tomar cauces de torrentera para lotizarlos. Las consecuencias se ven cuando llueve en Arequipa y estas viviendas son inundadas.
Esta infraestructura, construida indebidamente en una zona de riesgo, como bien señala la resolución de la SBN, debió ser demolida. Más aún, cuando la decisión fue emitida en febrero de 2023. Sin embargo, las autoridades de la Municipalidad Provincial de Arequipa, extrañamente no han ejecutado alguna medida.
Pero la viveza no solo se da en estos casos, también se ve en algunos funcionarios que cobran sueldos elevados al estado, por unas cuantas coordinaciones. Ello se denota en el Gobierno Regional de Arequipa, donde se ha pagado más de 750 mil soles en 2023 a asesores del gobernador Rohel Sánchez. Este dinero del Fondo de Apoyo Gerencial que entrega el Ministerio de Economía y Finanzas, a lo largo de los últimos años ha sido usado para pagar favores a amigos de la autoridad de turno.
La viveza criolla, lejos de ser una muestra de astucia, es un síntoma de la falta de ética y responsabilidad que aqueja a nuestra sociedad.
